Si echamos la vista atrás en la historia de la humanidad, hicieron falta 1700 generaciones, entendidas estas como periodos de veinticinco años, para que el ser humano introdujera la escritura en su desarrollo. Después, no hubo ninguna novedad tecnológica durante otras 300 generaciones hasta que llegó la imprenta, e hicieron falta otras 35 generaciones hasta llegar al siglo XX, cuando de pronto empiezan a popularizarse avances tecnológicos como el telégrafo, la fotografía, el teléfono, el cine, la radio, la televisión, el fax, la televisión, internet, etc…
Dicen los expertos que la historia de la humanidad ha evolucionado más en los últimos veinte años que en los anteriores trescientos, y lo que está por llegar… Gerd Leonhard, futurista y apasionado por la relación entre la tecnología y su impacto en la humanidad sitúa un punto pivotante, un punto de no retorno en 2024, cuando la tecnología, que hasta ahora había crecido de forma lineal, empiece a crecer de forma exponencial. La pandemia ha incluso adelantado el punto de no retorno inicialmente previsto, así que tenemos que ser conscientes de que esto no ha hecho más que empezar y así lo comprobaremos en los próximos años.
La educación, por otra parte, suele ir a remolque de la sociedad. Hacen falta muchos años para introducir cambios, ya que tradicionalmente en nuestras escuelas se ha enseñado de la misma forma que los maestros aprendieron de sus maestros, y estos, a su vez, de sus maestros… perpetuándose así un sistema, que aunque lo intenta, no se adapta por completo a la sociedad actual, sino que va con años de retraso. Esto, sin embargo, no pasa en otros sectores, ¿os imagináis en medicina operar con las mismas técnicas quirúrgicas de hace veinte o treinta años?
Tarde o temprano, la tecnología también impactará de forma muy directa en nuestras aulas. Lenta pero progresivamente, estamos convencidos de que la tecnología irá entrando en la escuela, porque esta no deja de ser espejo de la sociedad aunque los cambios tarden en materializarse. Educar para la vida desde la vida, y si la vida hoy es digital, que lo es, la tecnología ha de estar presente y servirá como palanca del cambio necesario, apoyando y facilitando esta transformación pedagógica que se está llevando a cabo, entre muchas razones, por la incursión de la neurodidáctica en la escuela, y es que hoy, a diferencia de hace unos años, sí que empezamos a saber cómo aprende nuestro cerebro.
ClassInTheBox es uno de los muchos ejemplos de cómo la tecnología puede introducir cambios en la forma de entender la educación. La retransmisión de clases en entornos online o híbridos, la grabación y curación de contenido como material para flipped learning, atención a la diversidad o para la personalización y diferenciación de los distintos ritmos o estilos de aprendizaje son aspectos en una nueva escuela que ha roto las cuatro paredes del aula para convertirse, no en un lugar, sino en un contexto en donde se han ampliado los canales y los parámetros espacio temporales, cambiando las reglas del juego y ampliando las posibilidades. ¿Te atreves a soñar? Bienvenidos, a la nueva era de la educación.